Por: Dr. Raúl Zenteno Langle

Durante las consultas médicas, es común que los pacientes confundan los términos
osteoporosis y osteoartritis, asumiendo incorrectamente que son sinónimos. No
obstante, estos términos describen condiciones distintas. La osteoporosis se refiere a
la disminución de la densidad mineral ósea del cuerpo, mientras que la osteoartritis se
relaciona con la degeneración articular del hueso. La osteoporosis es una enfermedad
cuya manifestación más grave es la fractura ósea, lo cual puede tener serias
consecuencias para la salud. A continuación, procederemos a abordar la osteoporosis
en detalle: identificaremos a las personas más susceptibles, método de diagnóstico, el
tratamiento y las medidas preventivas.
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis se define como la pérdida de mineralización del tejido óseo. Su
manifestación más severa es la fractura, siendo la de cadera una de las más
significativas, ya que puede tener graves repercusiones en la calidad de vida, implicar
altos costos económicos e incluso causar la muerte. En el año 2000, se estimó que
aproximadamente 9 millones de fracturas a nivel mundial fueron ocasionadas por
osteoporosis. En México, se calcula que entre 10% y 20% de las mujeres adultas sufrirán
una fractura de cadera en algún momento de su vida. En 2018, el costo anual asociado
a la osteoporosis en México fue de 411 millones de dólares, con las hospitalizaciones
representando el principal componente de dichos costos. Además, se proyectó un
incremento del 16% en la incidencia de fracturas relacionadas con la osteoporosis entre
2018 a 2022.
Esta enfermedad presenta un aumento exponencial en prevalencia con la edad, siendo
significativamente más común en mujeres que en hombres. En México, el 80% de las
mujeres padecen osteoporosis, en contraste con un 20% en los hombres. No obstante,
además de considerar género y edad, es imprescindible evaluar otros factores de riesgo
al realizar un interrogatorio dirigido al paciente.
Factores de riesgo
No solo la edad y el género son factores de riesgo para osteoporosis. También existen
enfermedades concomitantes, hábitos y características específicas que justifican una
búsqueda intencionada del diagnóstico. Entre estos factores se encuentran el consumo
de tabaco, el consumo excesivo de alcohol, las enfermedades reumatológicas
autoinmunes como la artritis reumatoide, el uso crónico de medicamentos como la
prednisona y los anticonvulsivantes, antecedentes de fracturas previas, antecedentes
familiares de fractura de cadera, y enfermedades sistémicas que predisponen a la
osteoporosis, tales como hiperparatiroidismo primario, hipertiroidismo, menopausia
precoz, enfermedades malabsortivas y enfermedades hepáticas crónicas.
¿Cómo diagnosticarlo?
Los sitios con mayor incidencia de fracturas asociadas a la osteoporosis son la columna
vertebral, la cadera y la muñeca. Para evaluar la mineralización en estas áreas se utiliza
la densitometría ósea, especialmente en las regiones de la columna y la cadera debido
a su alta frecuencia de fracturas. La evaluación de la muñeca se recomienda
principalmente en casos de hiperparatiroidismo primario, ya que es una de las áreas
más afectadas por esta patología.
Es importante aclarar que la osteoporosis no se asocia con dolor, por lo que no debe
confundirse con osteoartritis o artritis de origen inflamatorio, las cuales presentan
síntomas como dolor articular, rigidez, inflamación local o, en casos de autoinmunidad,
síntomas sistémicos como fiebre, cansancio y fatiga. El dolor en la osteoporosis aparece
únicamente cuando ocurre una fractura ósea. Por lo tanto, el objetivo es prevenir que el
paciente alcance esas instancias mediante criterios de tamizaje para la identificación
temprana de esta condición, tales como:
- Mujer de 65 años o más independientemente si tiene factores de riesgo para
osteoporosis. - Mujer menor de 65 años con uno o más factores de riesgo para osteoporosis.
¿Y en Hombres?
En la actualidad, no existe un consenso definido sobre la edad a partir de la cual se debe
realizar una densitometría ósea en hombres, como sí se ha establecido en mujeres. Sin
embargo, según la recomendación de algunos paneles de expertos, se sugiere comenzar
a partir de los 70 años. Es recomendable llevar a cabo una densitometría ósea en
hombres que presenten antecedentes de fracturas por traumas menores, evidencia
radiográfica que sugiera baja mineralización o factores de riesgo de osteoporosis.
Tratamiento y prevención de osteoporosis.
El tratamiento para la osteoporosis incluye medidas no farmacológicas y
farmacológicas destinadas a reducir el riesgo de fracturas. Las intervenciones no
farmacológicas abarcan la mejora de hábitos, como la reducción del consumo de
alcohol y tabaco, y la implementación de programas de ejercicio que fortalezcan los
músculos y los huesos. Además, se recomienda una ingesta total diaria de calcio de 1.2
gramos y la suplementación con vitamina D, que puede variar entre 600 y 1000 unidades
internacionales diarias.
En cuanto al tratamiento farmacológico, se utilizan medicamentos que inhiben la
resorción ósea o favorecen su formación. Antes de iniciar cualquier tratamiento
farmacológico, es esencial que los niveles de vitamina D (25-OH) del paciente sean
mayores o iguales a 20 ng/ml para disminuir el riesgo de efectos adversos asociados a
estas terapias. Entre los tratamientos de primera línea se encuentran los bifosfonatos,
que pueden administrarse por vía oral o intravenosa. Si el paciente presenta alguna
contraindicación para este grupo farmacológico, se puede optar por denosumab.
Otros fármacos para tratar la osteoporosis incluyen raloxifeno, teriparatida o
romosozumab, cuya indicación está reservada para pacientes con muy alto riesgo de
fractura y/o alto riesgo de cáncer de mama.
La prevención incluirá tanto los cambios de hábitos previamente mencionados como la
realización de densitometrías óseas seriadas. La frecuencia de estas densitometrías se
determinará de acuerdo con el puntaje obtenido en cada estudio.
La osteoporosis es una enfermedad asintomática que, si no se trata adecuadamente,
puede tener consecuencias graves en la calidad de vida del paciente. Existen
herramientas diagnósticas y factores de riesgo bien establecidos para identificarla a
tiempo y administrar el tratamiento oportuno. Es importante destacar que, si presenta
alguno de estos factores de riesgo o cumple con la edad recomendada para realizar una
densitometría ósea, consulte a su médico especialista para una evaluación adecuada.