
Max Verstappen volvió a demostrar por qué es uno de los grandes de esta era en la Fórmula 1. El piloto de Red Bull resistió la presión constante de los McLaren durante todo el Gran Premio de Japón y se llevó su cuarta victoria consecutiva en el circuito de Suzuka, algo que nadie había conseguido hasta ahora en la historia de la categoría.
Desde la largada, el neerlandés se mostró implacable. Defendió su pole position con autoridad y rápidamente impuso su ritmo. Detrás, Lando Norris se mantenía al acecho, sin dejar que Verstappen se escapara demasiado, mientras Oscar Piastri, algo más conservador, se mantenía pegado a su compañero. Así se conformó un tren de punta que se sostuvo durante las 53 vueltas sin grandes alteraciones, pero cargado de tensión estratégica.
Verstappen no solo tuvo que correr rápido, también tuvo que correr con cabeza. McLaren intentó ganarle la carrera en boxes, y por un instante pareció que podría lograrlo. Durante la única parada en pits, el equipo británico fue más eficiente que Red Bull, y Norris salió prácticamente emparejado con Max. Sin embargo, el campeón mantuvo su línea y logró conservar la posición por apenas unos centímetros, obligando a Lando a irse al pasto en la salida del pitlane.
“¡Me empujó fuera!”, reclamó Norris por radio. Pero los comisarios no vieron maniobra indebida. En realidad, fue una defensa límite pero legal, como tantas otras que han marcado el carácter competitivo de Verstappen a lo largo de su carrera.
A pesar del intento de undercut y de haber estado siempre a menos de dos segundos, Norris nunca encontró la manera de lanzar un ataque real. Y aunque McLaren tuvo el ritmo, no tuvo el espacio. La frustración en el box papaya fue evidente: sabían que estuvieron cerca, pero no fue suficiente para destronar al monarca de Suzuka.
Con esta victoria, Verstappen suma 64 triunfos en 212 Grandes Premios y se ubica a solo un punto del líder del campeonato, que sigue siendo Norris con 62 unidades. La temporada 2025, por ahora, viene siendo una montaña rusa: tres carreras, tres ganadores diferentes y tres equipos mostrando potencial real.
Por detrás del trío de punta, Ferrari se llevó buenos puntos con el cuarto puesto de Charles Leclerc, mientras que los Mercedes cerraron el top 6 con George Russell y el joven Kimi Antonelli, que sigue sumando experiencia y resultados consistentes.

El ídolo local, Yuki Tsunoda, debutó como piloto oficial de Red Bull en su casa, pero no logró brillar como esperaba: terminó 12º, justo fuera de los puntos. En cambio, Liam Lawson, desplazado al equipo satélite Racing Bulls, tuvo una carrera aún más gris y finalizó en la posición 17.
La carrera en sí fue limpia, casi sin incidentes. La largada no ofreció sobresaltos, algo poco habitual en Suzuka. Apenas algunas maniobras puntuales, como el sobrepaso de Fernando Alonso sobre Pierre Gasly o el avance de Hamilton al séptimo puesto tras superar a Isack Hadjar, el debutante de Racing Bulls.
En términos estratégicos, las diferencias estuvieron más en la elección de neumáticos. Algunos como Hamilton, Ocon y Bortoleto apostaron por las duras desde el inicio, mientras otros como Stroll y Doohan intentaron sorprender con blandas. Pero ninguno logró alterar el orden preestablecido.
Con Suzuka en el retrovisor, la temporada sigue abierta. Red Bull vuelve a la senda del triunfo, McLaren se consolida como un contendiente serio, y Ferrari y Mercedes aún buscan ese salto de calidad. Y mientras tanto, Max Verstappen sigue escribiendo historia, una carrera a la vez.