Otra oportunidad de vida: Trasplante renal

Por: Dr. Raúl Zenteno Langle

Es común encontrar en la consulta de nefrología a pacientes con diagnóstico de
enfermedad renal crónica terminal, ya sea en alguna terapia de soporte renal (hemodiálisis
o diálisis peritoneal) o en prediálisis, experimentando sentimientos de tristeza o depresión
al pensar que su situación es irreversible. Sin embargo, no todos los casos son iguales;
existe la opción de un trasplante renal como una alternativa viable. ¿Qué es un trasplante
renal? ¿Cuántos tipos existen? ¿Todos son candidatos? Aquí te lo explicamos.
¿Qué es un trasplante renal? ¿Realmente funciona?
El trasplante renal es la terapia de elección para pacientes con enfermedad renal crónica
terminal, independientemente de si están en prediálisis, diálisis peritoneal o hemodiálisis.
Esta intervención consiste en transferir un órgano de un donante vivo o cadavérico a un
paciente, permitiendo restaurar parte de la función renal perdida y eliminando la
dependencia de la diálisis en caso de estar en alguna de las dos modalidades. La ciencia ha
demostrado consistentemente que el trasplante renal ofrece mejores resultados en
comparación con otras terapias de soporte renal. Estudios comparativos sobre la
supervivencia de los pacientes sometidos a trasplante renal versus cualquier modalidad de
diálisis indican que la supervivencia del trasplante renal a los seis años es cercana al 80%,
comparado con 40% aproximadamente en ambas modalidades de diálisis. En México, la
tasa de éxito de los programas de trasplante renal en los primeros cinco años se sitúa entre
el 85% y el 96%.
¿Tipos de trasplante?
En México, hay dos tipos de trasplante renal: donador vivo y cadavérico. La supervivencia a
5 años es mayor en los donantes vivos relacionados (70%) frente a los cadavéricos (60%),
debido a la mayor compatibilidad genética y menor tiempo de isquemia. El tiempo de
isquemia es crucial; más horas sin irrigación aumentan el riesgo de disfunción del injerto,
siendo mayores en trasplantes cadavéricos. Otros factores que afectan la supervivencia del
injerto incluyen técnica quirúrgica, complicaciones, experiencia hospitalaria, diabetes,
edad del receptor, tiempo en diálisis, obesidad, consumo de tabaco e infecciones
postrasplantes.
¿Todos son candidatos?
El trasplante renal representa una opción viable para el tratamiento de la insuficiencia renal,
aunque no todos los pacientes son aptos para este procedimiento. Los candidatos ideales
deben cumplir con criterios médicos específicos, incluyendo una evaluación exhaustiva de

su salud general, compatibilidad inmunológica y ausencia de enfermedades que puedan
comprometer el éxito del trasplante. Las contraindicaciones absolutas al trasplante
incluyen:

  1. Infecciones activas (excepto infección por hepatitis C y VIH controlado).
  2. Cáncer activo (excepto cáncer de piel no melanoma).
  3. Abuso de sustancias ilícitas.
  4. Enfermedades psiquiátricas incontrolables.
  5. Riesgo significativo de baja adherencia a la terapia post-trasplante.
  6. Enfermedad renal de causa reversible.
    Existen contraindicaciones relativas como la obesidad, el segundo o tercer trasplante, el
    estado cardiovascular del paciente y la fragilidad en personas mayores de 60 años. En
    ausencia de un donante vivo, el paciente debe ingresar a la lista de donantes cadavéricos,
    habiendo cumplido previamente los requisitos médicos aprobados por el comité de
    trasplante local. Las listas de espera para recibir un trasplante pueden ser prolongadas y la
    disponibilidad de donantes es limitada, lo que añade complejidad al proceso. El tiempo de
    espera varía por región; en Baja California Sur, por ejemplo, el tiempo de espera promedio
    oscila entre 2 y 5 años debido a la falta de suficientes donantes cadavéricos. Durante este
    periodo, pueden surgir otras causas que contraindiquen el trasplante renal, retrasando la
    recepción del órgano y aumentando el riesgo de mortalidad del paciente en espera.
    ¿Y el trasplante de otros seres vivos?
    El trasplante de órganos entre especies diferentes, de animal a hombre, se conoce como
    xenotrasplante. Recientemente, en Estados Unidos se realizó un xenotrasplante de riñón
    de cerdo a humano usando CRISPR para modificar genéticamente el órgano y reducir su
    rechazo. El trasplante fue exitoso y el paciente fue dado de alta sin complicaciones iniciales.
    Sin embargo, semanas después, el paciente falleció por un infarto agudo al miocardio
    relacionado con diabetes mellitus tipo 2. La biopsia del injerto mostró que no hubo rechazo,
    lo que sugiere nuevas posibilidades para usar órganos de cerdos genéticamente
    modificados ante la alta demanda de donantes humanos.
    Como conclusión, debemos eliminar el mito de que la enfermedad renal crónica terminal
    equivale a fallecimiento. En muchos casos, es una terapia puente hacia el trasplante que
    busca mejorar la calidad de vida del paciente. El trasplante requiere un equipo
    multidisciplinario para evaluar tanto al donante como al receptor para reducir el mayor
    número de complicaciones. Recuerda, el trasplante brinda vida y una segunda oportunidad
    para quienes sufren de enfermedad renal crónica terminal.

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