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Un insólito incidente ocurrido en un bar de Curitiba, Brasil, ha sorprendido a la comunidad en redes sociales y medios de comunicación. Un hombre sufrió quemaduras leves en su rostro cuando una coxinha, un popular aperitivo brasileño similar a una empanada, explotó tras su primer mordisco. Este suceso, que se registró en las cámaras de seguridad del bar, generó una avalancha de reacciones y abrió un debate sobre la seguridad alimentaria y las prácticas culinarias.
El incidente sucedió el 13 de diciembre en el bar Ponto do Filé, donde un cliente recibió una coxinha recién retirada del fuego, apenas cinco minutos después de ser frita. Al morderla, la presión interna provocó una explosión, lanzando masa y vapor hacia su rostro, lo que resultó en quemaduras superficiales. Los testigos describieron el sonido de la explosión como similar al de un neumático estallando. Incluso, se encontraron restos de masa en el techo y el suelo del local.
El equipo del bar actuó rápidamente para asistir al cliente, quien se lavó la cara en el lavabo del establecimiento y aplicó una crema para aliviar las quemaduras. A pesar del susto, el hombre regresó al día siguiente al bar con solo marcas leves cerca de los ojos y confirmó que se encontraba bien. El propietario, Christian de Souza Amaral, expresó su alivio, destacando que el cliente era un visitante habitual y que, afortunadamente, el incidente no afectó su relación con el negocio.
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Expertos explicaron que la masa de la coxinha, hecha de harina de trigo con alto contenido de gluten, podría haber contribuido a que se retuviera la presión hasta el momento de la explosión. Para evitar futuros accidentes, el cocinero Rui Morschel recomendó abrir ligeramente el alimento antes de comerlo, permitiendo que el vapor escape de manera segura. El propietario del bar aseguró que revisará los procedimientos de preparación de los alimentos para garantizar la seguridad de los clientes y mejorar los estándares del establecimiento.
A pesar del incidente, el propietario optó por convertir el suceso en una estrategia publicitaria. Con un nuevo eslogan, “Explosión de Sabor”, y videos promocionales en redes sociales, el propietario aprovechó la repercusión del caso para atraer más clientes. Reconoció que, aunque la situación pudo haber tenido consecuencias graves, la ausencia de daños significativos permitió convertirlo en una anécdota divertida que generó visibilidad para su negocio.