En 1932, Australia vivió un conflicto militar inusual que pasó a la historia como “La Guerra de los Emús”, una batalla entre soldados armados y una invasión de grandes aves no voladoras. Aunque parezca una broma, este episodio revela las dificultades de los agricultores australianos y la peculiar manera en que intentaron resolverlas.
El origen del conflicto
Después de la Primera Guerra Mundial, el gobierno australiano otorgó tierras a los soldados que regresaban del frente para que las cultivaran. Sin embargo, muchas de estas tierras estaban en zonas áridas del oeste de Australia, y la agricultura se convirtió en un desafío.
En 1929, la Gran Depresión empeoró la situación, reduciendo el valor del trigo y dejando a los agricultores en la ruina. Para colmo, miles de emús, grandes aves nativas que pueden correr hasta 50 km/h, migraron hacia esas tierras en busca de alimento y agua, destruyendo cultivos enteros en el proceso.
La solución militar
Los granjeros pidieron ayuda al gobierno, y la respuesta fue enviar al ejército. En noviembre de 1932, el mayor G.P.W. Meredith, junto con dos soldados y ametralladoras Lewis, fueron enviados a la región para exterminar a los emús.
El desarrollo de la “guerra”
El plan parecía simple: disparar contra las aves en grandes grupos y acabar con la amenaza. Sin embargo, los emús resultaron ser adversarios formidables:
1. Estrategia de guerrilla: En lugar de huir en masa, los emús se dispersaban en pequeños grupos, dificultando que las balas los alcanzaran.
2. Resistencia física: A pesar de recibir disparos, muchos emús lograban escapar ilesos.
3. Velocidad y agilidad: Su capacidad para correr rápidamente y cambiar de dirección hizo que fueran difíciles de apuntar.
En uno de los intentos, los soldados montaron una ametralladora en un camión para perseguir a las aves, pero el terreno irregular hizo que el plan fracasara.
El resultado: victoria de los emús
Después de gastar más de 2.500 balas y solo abatir unos 900 emús, el ejército se retiró. El mayor Meredith comentó más tarde:
“Si tuviéramos una división militar con la capacidad de los emús, podríamos enfrentarnos a cualquier ejército en el mundo.”
Finalmente, el gobierno abandonó la campaña militar y optó por una solución más efectiva: ofrecer recompensas a los cazadores locales por cada emú abatido.
Conclusión
La Guerra de los Emús es un ejemplo curioso de cómo la naturaleza puede desafiar incluso a la tecnología militar. Aunque el evento se menciona con humor, también refleja la lucha de los agricultores en tiempos de crisis y la relación de los humanos con el medio ambiente.
Hoy en día, los emús siguen siendo parte del ecosistema australiano y un símbolo de resistencia. Australia perdió una batalla contra estas aves… pero ganó una historia inolvidable.