La lepra en España: ¿sigue siendo una amenaza de contagio?

El Instituto de Salud Carlos III reportó 10 casos de lepra en España durante el último año

La lepra, o enfermedad de Hansen, es una de las patologías más antiguas registradas por la humanidad. Producida por el bacilo Mycobacterium leprae, esta enfermedad afecta la piel, los nervios periféricos y, en casos más avanzados, las vías respiratorias superiores. Históricamente, la lepra estuvo rodeada de miedo y desconocimiento, lo que llevó a la estigmatización de los enfermos, quienes eran obligados a vivir aislados en leproserías. Aunque en Europa su prevalencia disminuyó a partir del siglo XVI, la enfermedad sigue presente en regiones como África y Asia, donde anualmente se detectan miles de casos. Según datos de la OMS, en 2020 se reportaron 127,558 nuevos diagnósticos, incluidos más de 8,000 en menores de edad.

En España, aunque muchos creen que la lepra está erradicada, sigue habiendo casos aislados. En el último año, el Instituto de Salud Carlos III registró 10 nuevos diagnósticos en diferentes comunidades autónomas como Asturias, Baleares, Andalucía y Galicia. Sin embargo, no se han producido contagios autóctonos. “Los pacientes que tratamos son inmigrantes que no fueron diagnosticados en sus países o que iniciaron tratamiento allí”, explica la doctora Rosa María Díaz, especialista en Dermatología del Hospital Infanta Sofía.

La lepra, aunque temida históricamente por su supuesto alto contagio, es en realidad una enfermedad de baja transmisibilidad. La bacteria que la causa tiene un período de incubación lento, que puede extenderse hasta 20 años, y la transmisión ocurre únicamente mediante contacto directo y prolongado con un enfermo no tratado. A pesar de esto, el estigma persiste incluso entre los profesionales de la salud. “Muchos sanitarios todavía se ponen nerviosos al escuchar el término ‘lepra’, por lo que preferimos usar el nombre enfermedad de Hansen”, indica la doctora Díaz.

El tratamiento moderno ha transformado el panorama de esta enfermedad. Desde la década de 1940, con el desarrollo de dapsona, hasta la introducción de la terapia combinada en 1981, la OMS ha logrado reducir significativamente la carga de la lepra en el mundo. La terapia actual, basada en dapsona, rifampicina y clofazimina, tiene una duración de seis meses en casos leves y un año en casos más graves. Además, es accesible para los pacientes, ya que la OMS distribuye los medicamentos de manera gratuita.

Con el avance en el tratamiento y la reducción de los casos, se han eliminado barreras importantes, pero el desafío sigue siendo la lucha contra el estigma asociado. “Es importante desmitificar la lepra, porque no es una enfermedad que justifique el aislamiento. La detección temprana y el tratamiento adecuado pueden evitar las secuelas y mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes”, concluye la especialista.

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