En el mundo existen aproximadamente 7,000 lenguas, pero más del 40% están en riesgo de desaparecer. Un caso emblemático es el ayapaneco, una lengua indígena de México originaria del estado de Tabasco. Este idioma, también conocido como “nuumte oote” (que significa “la verdadera voz”), se encuentra en grave peligro, con menos de diez hablantes fluentes registrados, la mayoría de ellos ancianos.
El ayapaneco sufrió un fuerte declive durante el siglo XX debido a la marginación cultural y las políticas de castellanización impuestas en las escuelas, que prohibieron a los niños hablar su lengua materna. Como resultado, generaciones más jóvenes dejaron de aprenderlo.
En un esfuerzo por preservarlo, organizaciones culturales y lingüísticas han trabajado para documentar el idioma y enseñar a las nuevas generaciones a través de talleres, grabaciones y diccionarios. Sin embargo, el tiempo apremia, ya que la mayoría de los hablantes son personas mayores y muchos no encuentran interés o recursos para transmitirlo.
Este caso refleja una tendencia global alarmante: cuando una lengua desaparece, no solo se pierde un sistema de comunicación, sino también la historia, la cosmovisión y la identidad cultural de un pueblo.
Preservar lenguas como el ayapaneco no solo es importante para las comunidades locales, sino también para la diversidad cultural de toda la humanidad.