El fútbol mundial está de luto tras una tragedia ocurrida en el estadio de Nzérékoré, Guinea, durante la final de un torneo local en honor al líder militar Mamadi Doumbouya. La estampida, provocada por el caos tras una polémica decisión arbitral, dejó un saldo de 56 muertos, entre ellos varios niños, y decenas de heridos, algunos en estado crítico.
Los hechos
El incidente ocurrió el domingo cuando la disputa por un penal encendió los ánimos de los aficionados. Según medios locales, los hinchas comenzaron a lanzar piedras, lo que llevó a las fuerzas de seguridad a utilizar gas lacrimógeno para intentar controlar la situación. Esto desencadenó el pánico y una estampida en la que los asistentes intentaron huir, algunos incluso saltando las altas vallas del estadio.
Videos difundidos en redes mostraron a personas huyendo desesperadas y a heridos siendo atendidos en hospitales. Las autoridades han iniciado una investigación para determinar responsabilidades y establecer qué falló en la seguridad del evento.
Contexto político y críticas
El torneo fue organizado en medio de tensiones políticas en Guinea, un país gobernado por militares desde el golpe de Estado en 2021. La Alianza Nacional para la Alternancia y la Democracia, una coalición opositora, acusó al régimen de usar el evento deportivo para promover su agenda política.
El líder militar Mamadi Doumbouya, quien tomó el poder con promesas de estabilidad y reformas, enfrenta críticas por la falta de avances en sus compromisos. Guinea se suma a otros países de África Occidental, como Mali y Níger, que han visto un aumento en la inestabilidad política tras golpes de Estado recientes.
Reacciones y medidas
El primer ministro Amadou Oury Bah expresó sus condolencias en la plataforma X y aseguró que se están tomando medidas para restaurar la calma en la región. Mientras tanto, las familias de las víctimas y la comunidad internacional exigen respuestas claras y acciones para evitar futuras tragedias en eventos masivos.
Esta estampida pone de manifiesto la necesidad urgente de mejorar la seguridad en los estadios y evitar que tensiones políticas y sociales se trasladen a los espacios deportivos.
