Por Fernanda Sánchez
La mala alimentación es uno de los factores más determinantes detrás de las dos principales causas de muerte en México: enfermedades del corazón y diabetes mellitus. Así lo señaló el doctor Simón Barquera Cervera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (CINyS-INSP), quien destacó la influencia del consumo de comida chatarra, bebidas azucaradas, alcohol y tabaco en la salud de los mexicanos.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2023 las enfermedades del corazón causaron 189,289 muertes, mientras que la diabetes mellitus cobró 110,174 vidas, representando en conjunto el 37.6 % de las 794,739 defunciones registradas ese año.
La obesidad y sus efectos en la salud
Los productos ultraprocesados, ricos en azúcares, sodio y grasas, son grandes responsables del aumento de obesidad en México. En 2022, el 37.1 % de los adultos y el 41.1 % de los adolescentes presentaron sobrepeso u obesidad, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).
La obesidad es un factor de riesgo para padecer diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Incluso, se ha acuñado el término “diabesidad” para referirse a la estrecha relación entre obesidad y diabetes.
Impacto de la industria de comida chatarra
El doctor Barquera criticó el papel de la industria de comida chatarra, señalando que prioriza sus ganancias sobre la salud pública. Ejemplo de esto son los amparos presentados contra el etiquetado frontal de alimentos implementado en 2020, diseñado para advertir a los consumidores sobre productos altos en calorías, azúcares, sodio y grasas.
A pesar de la resistencia empresarial, el etiquetado ha generado resultados positivos, como la reformulación de productos para reducir su contenido dañino y cambios en las decisiones de compra de las familias mexicanas.
Soluciones desde la comunidad y las políticas públicas
Barquera destacó la importancia de trabajar desde diversos frentes:
- Educación y campañas informativas: Es necesario que la población comprenda los riesgos del consumo de productos ultraprocesados.
- Regulación más estricta: Aumentar impuestos, limitar la publicidad de alimentos no saludables y asegurar que estos productos no estén disponibles en las escuelas.
- Participación comunitaria: Involucrar a las personas en la construcción de soluciones para mejorar su alimentación y calidad de vida.
Finalmente, el doctor llamó a construir un sistema de toma de decisiones libre de conflictos de interés, en el que la salud pública sea la única prioridad.
El combate a la mala alimentación y sus consecuencias es un reto que requiere la coordinación de gobiernos, academia y sociedad. Solo con un esfuerzo colectivo y regulaciones efectivas será posible revertir el impacto de estas enfermedades en México y garantizar un futuro más saludable para las próximas generaciones.