Por Frida Rebollar.
A un año de la devastación causada por el huracán Otis, Acapulco se encuentra en una encrucijada. Las secuelas de la tormenta aún son evidentes en las calles, donde muchas casas y negocios continúan en ruinas. La reactivación del turismo es crucial para la economía local, y aunque hay esfuerzos en marcha, el proceso ha sido lento.
Los líderes comunitarios han expresado su frustración ante la falta de recursos y la burocracia que ha impedido una recuperación más rápida. Sin embargo, hay iniciativas comunitarias que buscan involucrar a los residentes en la reconstrucción, promoviendo un sentido de unidad y resiliencia. El futuro de Acapulco depende no solo de la inversión externa, sino también del esfuerzo colectivo de sus habitantes para superar esta adversidad.