Por Kathya Contreras
El cantautor Joan Manuel Serrat, nacido en Barcelona en 1943, ha compartido este martes sus sentimientos sobre la posibilidad de regresar a los escenarios a sus 80 años. Aunque admite que a veces siente la tentación de volver a actuar, ha aprendido a lidiar con ese impulso al recordar las palabras de El Guerra, el famoso torero: “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”.
Serrat enfatiza que “dejar los escenarios no significa dejar de ser artista”. A pesar de retirarse de las presentaciones en vivo, sigue componiendo y escribiendo, aunque no con la misma intensidad que en el pasado. “He dejado los escenarios para encontrarme a mí mismo y aprovechar el tiempo que me queda”, comentó.
Actualmente en Oviedo, el autor de clásicos como “Mediterráneo” y “Penélope” recibirá el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024. Este galardón reconoce su trayectoria artística, que trasciende la música y se convierte en un referente cívico, uniendo poesía y música en favor de la tolerancia y los valores compartidos.
Evolución Musical y Nuevos Ritmos
Con más de 500 canciones y 40 discos en su haber, Serrat ha adaptado su proceso creativo a las exigencias de su cuerpo. “Ahora escribo cuando el cuerpo me lo pide, porque le hago más caso”, afirmó. Además, reflexionó sobre la evolución de la música contemporánea, señalando que “el ritmo ha ganado la batalla a la melodía” en el panorama actual.
El cantautor no se opone a géneros como el hip hop o el reguetón, los cuales considera parte de un movimiento más amplio. “Si uno se preocupa por explorar su interior, puede encontrar cosas interesantes, aunque también hay mucha banalidad”, añadió.
Un Legado Duradero
A pesar de las transformaciones en el mundo musical, Serrat sostiene que su emblemática canción “Mediterráneo” sigue siendo “absolutamente válida”. Aunque el Mediterráneo ha sufrido graves daños ecológicos y se ha convertido en un “sarcófago inmenso” para muchas vidas migrantes, el cantautor mantiene una profunda conexión emocional con el mar que marcó su infancia. “No puedo dejar de amarlo y sentirlo”, concluyó, subrayando su identificación con un territorio que le resulta “franco, doloroso, pero lleno de amor”.
Este reconocimiento a Serrat no solo resalta su contribución a la música, sino también su impacto en la sociedad, convirtiéndolo en un símbolo de esperanza y reflexión en tiempos difíciles.