Por Fernanda Sánchez
El cambio de hora no solo afecta nuestro sueño y estado de ánimo, sino también nuestros hábitos alimenticios. El próximo 27 de octubre, más de 48 millones de personas deberán ajustar sus relojes para el horario de invierno, una práctica vigente desde 1974 que altera el ritmo circadiano, el reloj biológico que regula nuestras funciones fisiológicas.
La luz juega un papel fundamental en este proceso, ya que la retina percibe los cambios en la iluminación y envía señales al cerebro, específicamente al hipotálamo, que regula la producción de melatonina y cortisol, hormonas claves para el sueño y la alerta. Durante el invierno, la menor exposición a la luz solar provoca un desequilibrio que puede afectar no solo el sueño, sino también nuestra dieta.
Cambios hormonales y apetito
El desfase entre la luz solar y el horario oficial impacta en el apetito. Alba García Aragón, médica especialista del Instituto del Sueño de Madrid, explica que esta desincronización afecta principalmente a adolescentes y personas mayores, provocando que coman más y mal. “El cansancio nos lleva a buscar alimentos más calóricos para obtener energía”, señala Clara Puig Muñoz, nutricionista, quien además advierte que la falta de sueño está directamente relacionada con un aumento de peso y el riesgo de enfermedades metabólicas.
La importancia de comer temprano
Los expertos también recomiendan ajustar los horarios de las comidas para mantener el equilibrio. Cristina Sabaté, dietista del Centro Júlia Farré, sugiere que la cena no sea más allá de las siete u ocho de la tarde, pues el cuerpo digiere mejor los alimentos cuando hay más luz. Además, alimentos ricos en triptófano, como el queso, el pescado y el pollo, pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño.
El cambio de hora afecta mucho más que el reloj; influye en nuestra alimentación y metabolismo. Adaptar los horarios de las comidas y optar por una dieta equilibrada puede ayudar a reducir los efectos negativos de este ajuste horario. Comer ligero por la noche y en sintonía con la luz natural es clave para mantener un cuerpo y mente saludables.