¿Qué pasa con la basura espacial?

Por: Daniela Diaz

En el último episodio de “Última llamada”, Agustín Merlo nos habló de un tema del que poco se discute: la basura espacial. Es un término que se refiere a objetos artificiales en el espacio que ya no cumplen una función útil. Principalmente, estos desechos se encuentran en la órbita terrestre. Ejemplos de basura espacial incluyen naves espaciales no funcionales, etapas abandonadas de vehículos de lanzamiento y fragmentos de colisiones. Es importante abordar este problema para garantizar la seguridad y sostenibilidad del espacio exterior y de la propia seguridad terrestre.

La basura espacial tiene varias consecuencias preocupantes para el futuro:

  1. Riesgo de colisiones: A medida que aumenta la cantidad de basura espacial, también lo hace el riesgo de colisiones con satélites operativos y naves espaciales. Estas colisiones pueden dañar o destruir equipos costosos y afectar las misiones espaciales.
  2. Generación continua: La basura espacial no desaparece por sí sola. Incluso pequeños fragmentos pueden permanecer en órbita durante décadas o más. Esto significa que el problema seguirá creciendo a menos que se tomen medidas para limpiarlo.
  3. Síndrome de Kessler: Si suficientes colisiones ocurren, podríamos entrar en un escenario en el que la basura espacial genera aún más fragmentos. Esto dificultaría aún más las operaciones espaciales y aumentaría el riesgo de colisiones adicionales.
  4. Contaminación del espacio exterior: La basura espacial afecta la belleza natural del espacio y puede interferir con observaciones astronómicas. Además, los restos de satélites y cohetes pueden contener sustancias tóxicas que podrían afectar el medio ambiente espacial.

¿Qué es el síndrome de Kessler?

El Síndrome de Kessler es una teoría propuesta por el científico Donald J. Kessler en 1978 que describe cómo las colisiones entre objetos en órbita baja pueden generar más fragmentos y aumentar el riesgo de colisiones adicionales. Permíteme explicarte con más detalle:

  1. Acumulación de basura espacial: A medida que lanzamos más satélites y realizamos misiones espaciales, se generan más objetos en órbita. Estos pueden ser naves espaciales no funcionales, etapas de cohetes abandonadas o fragmentos de colisiones anteriores.
  2. Colisiones y fragmentación: Cuando dos objetos en órbita chocan, se produce una colisión. Esto puede romper los objetos en fragmentos más pequeños. Estos fragmentos, a su vez, pueden colisionar con otros objetos, creando aún más fragmentos. Es un ciclo de retroalimentación.
  3. Efecto dominó: Imagina que un satélite colisiona con un fragmento pequeño. Esa colisión genera más fragmentos. Ahora, esos fragmentos también pueden colisionar con otros objetos, creando aún más fragmentos. Cuanto más fragmentos hay, mayor es la probabilidad de futuras colisiones.
  4. Riesgo para las misiones espaciales: El Síndrome de Kessler aumenta el riesgo de colisiones con satélites operativos y naves espaciales. Estas colisiones pueden dañar equipos costosos y afectar las misiones científicas, de comunicaciones y de observación de la Tierra.
  5. Necesidad de mitigación: Para abordar este problema, se están investigando soluciones como la limpieza activa de basura espacial y el diseño de futuras misiones para minimizar la generación de desechos. La cooperación internacional es crucial para mantener el espacio seguro y sostenible.

En resumen, el Síndrome de Kessler es un recordatorio de que debemos cuidar nuestro entorno espacial y tomar medidas para evitar la acumulación de basura en órbita.

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