Por Dayana Mendizabal
En agosto de 2021, la cala de Las Estacas en Orihuela (Alicante) se convirtió en escenario de un hallazgo extraordinario. Unos bañistas descubrieron tres extraños organismos varados en la orilla del mar, lo que llevó a los servicios de socorrismo a trasladarlos al Departamento de Zoología de la Universidad de Murcia. Dos días después, un evento similar ocurrió en Torrevieja.
Los organismos resultaron ser ejemplares del dragón azul (Glaucus atlanticus), un gasterópodo nudibranquio cuyo hábitat natural es el mar abierto. La aparición de esta especie en la costa mediterránea es un hecho excepcional. La relevancia de la noticia se hizo notar casi dos años después, cuando se registró oficialmente el hallazgo. Las revistas Mediterranean Marine Science y Quercus han seguido de cerca el fenómeno, informando que “los seis dragones azules encontrados en Orihuela y Torrevieja fueron hallados vivos, aunque murieron a las pocas horas”.
Expertos han sugerido que su aparición podría estar relacionada con el aumento de la temperatura del mar. Identificar al dragón azul es sencillo debido a su distintivo color azul eléctrico y gris, y su pequeño tamaño, de entre 2 y 3 cm. Estos animales flotan en la superficie del agua, diferenciándose así de otros seres marinos.
¿El dragón azul es venenoso? Sí, el dragón azul almacena veneno en sus ceratas, estructuras que decoran su cuerpo y que obtiene de sus presas, como medusas o fragatas portuguesas. Utiliza este veneno para cazar futuras presas. Sin embargo, no representa un peligro significativo para los seres humanos, ya que solo ataca si se siente amenazado, y su picadura es comparable a la de una medusa.
Ante futuros avistamientos, los servicios de socorrismo han recibido recomendaciones específicas para manejar estas situaciones. Aunque el dragón azul es una especie desconocida para muchos bañistas del Mediterráneo, los encuentros con este animal no deberían ser motivo de alarma más allá de informar a las autoridades correspondientes.