Por Diana Silva
En estas vacaciones de Semana Santa, se presenta una valiosa oportunidad para fortalecer los lazos con los más pequeños del hogar. Entre las múltiples opciones para lograrlo, el juego emerge como una herramienta fundamental, constituyendo un espacio de encuentro enriquecedor para padres e hijos, que no solo promueve el desarrollo de habilidades sociales, sino que también fortalece los vínculos afectivos.
El portal de la Asociación Colombiana Grupo Educar, dedicada a la orientación de maestros y encargados de la educación infantil, destaca los beneficios emocionales que el juego ofrece a los niños:
- Exploración Emocional: El juego sirve como un canal poderoso para que los niños expresen y exploren sus emociones, actuando como una forma de terapia que les ayuda a comprender su mundo interno y a resolver conflictos personales.
- Apoyo al Desarrollo del Lenguaje: A través del juego, los niños pueden expresar experiencias que aún no pueden verbalizar, lo que les permite procesar sus vivencias mientras los padres colaboran en la identificación y comprensión de diferentes emociones.
- Observación para la Comprensión: Observar cómo juegan los niños proporciona valiosas pistas sobre su mundo interior, desde su interacción con los materiales hasta los temas que exploran, lo que permite a los padres comprender mejor sus emociones y preocupaciones.
El juego no solo es diversión; es una herramienta vital para fomentar la conexión emocional entre padres e hijos. Proporciona oportunidades para interacciones alegres y placenteras, que fortalecen el vínculo afectivo y promueven un entorno familiar seguro y amoroso.
En estas vacaciones, aprovechemos el poder del juego para construir recuerdos duraderos y fortalecer los lazos familiares.