Por Sinai Peña
En el corazón de la sierra hidalguense, se esconde un tesoro natural que cautiva con su belleza y aventura: Zimapán, el sexto Pueblo Mágico del estado. Con sus calles empedradas y su gente acogedora, este municipio ofrece una experiencia inolvidable, especialmente durante el invierno.
Las impresionantes vistas panorámicas y la tranquilidad de la temporada invernal hacen de Zimapán un refugio perfecto para aquellos que buscan conexión con la naturaleza. Sus aguas cristalinas y termales invitan al sosiego y la paz, convirtiéndolo en un destino ideal para las festividades decembrinas.
Una de las joyas ocultas de Zimapán son las grutas de Xajhá, un paraíso subterráneo que alberga cañones y formaciones geológicas únicas. La exploración de estas cavernas ofrece una experiencia inolvidable, llena de misterio y asombro.
Pero Zimapán no solo es tranquilidad, también es emoción y aventura. Los amantes de los deportes extremos encontrarán su paraíso aquí, con actividades como tirolesa, ciclismo, rápel, escalar y senderismo. Las cavernas de este lugar están abiertas para ser descubiertas por aquellos que buscan la adrenalina y la emoción en la naturaleza.
La gastronomía local también es un tesoro que no se puede perder. Desde chalupas y cecina seca hasta enchiladas y pan casero, los sabores de Zimapán deleitan el paladar de los visitantes. Y para endulzar la experiencia, tamales de dulce y bebidas de frutas de temporada, disfrutadas en curados o vinos locales, completan el festín culinario.
Llegar a Zimapán es sencillo. Desde la capital hidalguense, basta con tomar la carretera 85 hasta el desvío en Lázaro Cárdenas y seguir las señalizaciones hasta este maravilloso municipio.
En resumen, Zimapán ofrece un invierno entre cañones, donde la naturaleza, la aventura y la gastronomía se combinan para crear una experiencia inolvidable.