Por Dayana Mendizabal
Huasca de Ocampo, el primer Pueblo Mágico de México, cautiva con sus paisajes naturales, rica historia y encanto pintoresco. Este destino ofrece una combinación única de la obra humana y la belleza natural, con calles empedradas, haciendas coloniales y lugares mágicos. Su transformación económica y social se vincula a la construcción de haciendas, especialmente durante la bonanza de la Veta de Vizcaína en el siglo XVIII.
Ubicado estratégicamente, Huasca es el punto de partida ideal para explorar las antiguas haciendas de beneficio, los bosques de oyamel, las presas y, destacando entre todos, los impresionantes Prismas Basálticos. Personalidades como Humboldt, Melchor Ocampo y Romero de Terreros han sucumbido a la magia de este lugar.
Entre sus características notables se encuentran las antiguas haciendas, las historias de duendes y la alfarería colorada elaborada por los artesanos locales. Huasca de Ocampo se incorporó al programa Pueblos Mágicos en 2001.
Los atractivos incluyen la Ex Hacienda de Santa María Regla, la Ex Hacienda de San Miguel Regla, la Presa de San Antonio, la Iglesia de San Juan Bautista, los Prismas Basálticos, el Museo de los Duendes y el Bosque de las Truchas, entre otros.
Las festividades, como la Fiesta de Reyes, San Sebastián, el Festival Nacional de Folklor, Semana Santa, la Fiesta de San Juan Bautista y las Fiestas de la Virgen, ofrecen experiencias culturales vibrantes.
Huasca de Ocampo, ubicado en el estado de Hidalgo, en el Corredor Turístico de la Montaña, invita a los visitantes a sumergirse en su encanto histórico y natural, a tan solo 30 km al noreste de la ciudad de Pachuca.
