Por: Escobar Alejandro
La Electronic Entertainment Expo (E3) ha sido históricamente uno de los eventos más significativos en la industria del entretenimiento, especialmente en el ámbito de los videojuegos. Desde su inicio en 1995 hasta 2019, este evento anual sirvió como un escaparate impresionante para que los desarrolladores y las empresas presentaran sus últimas creaciones y permitieran a los asistentes interactuar con nuevos productos.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia de COVID-19, el E3 se vio obligado a adaptarse. En 2020, el evento fue cancelado debido a las restricciones de salud y seguridad, y en 2021, se transformó en un acontecimiento completamente digital. A pesar de los esfuerzos por mantener su relevancia en un entorno virtual, el E3 experimentó dificultades notables, ya que varias compañías clave optaron por no participar, lo que generó incertidumbre sobre su futuro.
Esta transición hacia un formato digital y la ausencia de múltiples empresas importantes durante la edición del 2021 han planteado preguntas sobre la viabilidad continua del E3 como el evento preeminente para anunciar productos en la industria de los videojuegos. La percepción general es que el evento ha perdido parte de su brillo y atractivo tradicional.
A medida que la industria del entretenimiento sigue evolucionando y las compañías buscan nuevas formas de conectarse con su audiencia, el futuro del E3 es incierto. Se espera que los organizadores revisen su estrategia y aborden los desafíos para revitalizar este evento icónico y adaptarlo a un panorama que continúa cambiando hacia lo digital.