El tráfico ilegal de migrantes chinos hacia México y Estados Unidos se ha triplicado en los últimos dos años, según datos proporcionados por la Secretaría de Gobernación de México. Esta actividad ilícita ha generado ingresos estimados en un promedio de mil 494 millones de dólares en lo que va del año, convirtiéndose en una fuente lucrativa para grupos delincuenciales que explotan la desesperación de las personas que buscan una vida mejor en el extranjero.
Las cifras revelan un aumento alarmante en el número de migrantes chinos que buscan ingresar a México y Estados Unidos de manera irregular, a menudo arriesgando sus vidas en el proceso. Esta tendencia ha sido impulsada en gran medida por factores como la búsqueda de oportunidades económicas, la inestabilidad política y social en China, y la creciente demanda de mano de obra en el continente americano.
Datos recientes muestran que las personas de origen asiático se están posicionando como los “clientes VIP” de los cárteles mexicanos, al pagar hasta tres veces más que sus contrapartes de América Latina, es decir, los migrantes chinos y de otras nacionalidades asiáticas están dispuestos a desembolsar montos sustancialmente más altos que los 15 mil dólares que en promedio pagan las personas provenientes de Honduras, Venezuela, Ecuador e incluso de México por su viaje hacia el norte.
Según informes del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS), los migrantes chinos que intentan cruzar la frontera hacia América del Norte han informado que pagan en promedio hasta 50 mil dólares a los “polleros”.
Mientras que en México, El Instituto Nacional de Migración de México ha informado que, en lo que va del año, el aumento de migrantes chinos en el país, ha sido tres veces mayor que la registrada entre 2021 y 2022.
Las rutas que eligen los migrantes asiáticos, como la selva del Darién en Panamá y diversas zonas de Honduras y México, son conocidas por ser extremadamente peligrosas y están controladas en gran parte por cárteles de la droga y organizaciones criminales. La desesperación por buscar una vida mejor en el extranjero lleva a algunos migrantes a pagar sumas exorbitantes a los traficantes de personas, lo que a su vez genera ganancias multimillonarias para estas redes criminales.