La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha emitido una advertencia preocupante sobre la situación global de la educación, señalando que actualmente, en todo el mundo, aproximadamente 250 millones de niños y jóvenes no tienen acceso a la educación formal. Esta cifra representa un aumento de 6 millones desde el año 2021, lo que plantea serias preocupaciones sobre el acceso a la educación en todo el mundo.
Este aumento en la falta de acceso a la educación, además de ser una crisis humanitaria en sí misma, está vinculado a lo que se describe como el “continuo estancamiento del progreso de la educación en todo el mundo”. A medida que el mundo se acerca a la fecha límite para cumplir con los ODS, especialmente el Objetivo 4, que se centra en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos, esta falta de avances es motivo de gran preocupación.
El Objetivo 4 de los ODS busca asegurar que para 2030 todos los niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad. Sin embargo, el aumento en el número de niños sin escolarizar y el estancamiento en los avances educativos globales ponen en duda la posibilidad de alcanzar esta meta en el plazo previsto.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la educación, exacerbando la brecha educativa y dejando a un número creciente de jóvenes sin acceso a la enseñanza. Las interrupciones en la educación debido a cierres de escuelas, falta de recursos tecnológicos y desafíos económicos han contribuido a este preocupante aumento en la cifra de niños y jóvenes sin escolarizar.
Esta situación plantea graves consecuencias a nivel global, ya que la educación es fundamental para el desarrollo individual, la igualdad de oportunidades y el progreso social. La falta de acceso a la educación puede perpetuar la pobreza y limitar las perspectivas de futuro de estos jóvenes, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en la estabilidad y el crecimiento económico de los países.
La UNESCO insta a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes para abordar esta crisis educativa y garantizar que todos los niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad. Esto incluye la inversión en infraestructuras educativas, el apoyo tecnológico para la educación a distancia y la implementación de políticas que promuevan la inclusión y la igualdad en la educación.
La situación actual subraya la importancia de abordar las desigualdades educativas y trabajar juntos para asegurar que la educación sea accesible para todos, independientemente de su ubicación geográfica o su situación económica.