Un día mágico para los Chicago Bulls.
Un día que muchos aficionados nunca olvidaran. Aunque no lo sabían aún, aquel comenzó la historia de una leyenda en el basquetbol de la NBA, pues entre los 23 equipos a elegir, Chicago fue el destino para el oriundo de Carolina del Norte, Michael Jordan, quien más tarde puso su nombre en lo más alto del deporte a nivel mundial.
Jordan fue un éxito y una sensación inmediata siendo tan sólo un novato, ya que en su primer año en el baloncesto profesional promedió 28,2 por partido con un porcentaje de 51,5 tiros de campo. Rápidamente se ganó el cariño de la afición por su espectacular despliegue ofensivo en la duela y eso lo llevó a disputar su primer “All Star Game”. Además, en aquella campaña se llevó el ‘Rookie del Año’, premio otorgado al jugador más destacado en su primera temporada de la liga, batiendo el récord de más obtenidos por un novato en un partido en la historia de la franquicia.
Una lesión en el pie lo dejó fuera en la segunda campaña, pero en la siguiente sumó 37,1 pts por partido y, junto con Wit Chamberlain, Michael anotó más de 3,000 puntos en una sola campaña.
Durante su carrera, ‘MJ’ obtuvo el campeonato de la NBA en seis ocasiones (1991, 1992, 1993, 1996, 1997, 1998), fue nombrado ocho veces MVP (Jugador más valioso) de las finales (1991, 1992, 1993, 1996, 1997, 1998), cinco premios el mejor de la temporada (1988 al 98) y dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de LA 84 y Barcelona 92.
Hoy, lo recordamos como aquel personaje sonriente y decidido a aportar a su equipo. Michael Jordan, el ‘GOAT’ de las duelas.